
En la adoración india de lingam es esta característica esencial de la milagrosidad de los genitales humanos. Facilita la unión de los opuestos, como masculino y femenino o en su defecto cuerpo y alma.
Debido a su forma alargada símbolo del falo masculino y por sus tonos rojizos se asocia también a lo femenino, por lo que se considera que esta piedra equilibra ambas energías.
Si bien es un símbolo fálico que muestra la energía masculina, también ocurre que a veces se representa con el ioni, símbolo a su vez de la vulva y por tanto de la energía femenina.
En este momento hay que tener en cuenta que se trata de alargar al máximo el orgasmo, ya que la finalidad es conseguir el control de la eyaculación.
El orgasmo y la eyaculación no son el objetivo primordial de este masaje, sino la exploración de una nueva forma de placer que no esté condicionada por factores tradicionales como alcanzar precisamente ese momento cumbre o clímax.
El masaje del Lingam tiene como propósito relajar al hombre y llevarlo al contacto con su lado más sensible. La relación de la pareja se vuelve más respetuosa y, además, los papeles tradicionales de los sexos se ven intercambiados, lo cual es muy sano para la apertura de la mente.

Luego, el hombre debe recostarse sobre su espalda, encima de almohadones que le levanten el torso y la cabeza y encontrará la relajación que buscaba.
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